lunes, 1 de febrero de 2010
Andrés soto vega
El parto de la noche
y el recuerdo amamantado del sueño,
la realidad más pura.
Restricciones inhibidas en el nacer,
del sonido lozano.
garbosa en los ojos atentos
al devenir de las estrellas.
y la luna, compañera del camino ciego.
La danza de la historia,
en el corazón que late por la palabra.
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